TENDENCIAS EN EL
CAMBIO DEL USO DE LA TIERRA
Las tendencias en el cambio del uso de la tierra, centrando la atención en la pérdida de bosques a causa de la
conversión a terrenos agrícolas y el aumento de la superficie forestal en
tierras destinadas previamente a la agricultura.
Una breve reseña histórica muestra que la relación entre el
crecimiento de la población, el aumento de la demanda de terrenos agrícolas y
la pérdida de bosques se remonta a miles de años atrás y que, en ocasiones, los
bosques se han restablecido de forma natural al aliviarse la presión de la
deforestación. Hasta finales del siglo XIX la prevalencia máxima de la
deforestación se registró en la región de clima templado, pero actualmente es
más elevada en la región de clima tropical. En los últimos años, la superficie
forestal neta se ha incrementado en la región templada y se han producido
relativamente pocos cambios en la superficie forestal de las regiones de clima
boreal y subtropical. En el período 2000-2010, se registró una pérdida neta de
bosques de 7 millones de hectáreas anuales en los países tropicales y un
aumento neto de los terrenos agrícolas de 6 millones de hectáreas al año. La
mayor pérdida neta de bosques y el mayor incremento neto de terrenos agrícolas
durante este período se produjeron en el grupo de países de ingresos bajos,
donde las poblaciones rurales están aumentando. La agricultura comercial a gran
escala origina aproximadamente el 40 % de la deforestación en los trópicos y
los subtropical; la agricultura de subsistencia local, el 33 %; la
infraestructura, el 10 %; la expansión urbana, el 10 %; y la minería, el 7
%. Sin embargo, existen variaciones significativas según la región: por
ejemplo, la agricultura comercial origina casi el 70 % de la deforestación en
América Latina, pero solo un tercio en África, donde la agricultura a pequeña
escala constituye un factor más significativo de la deforestación. Los factores
subyacentes que afectan a la conversión de los bosques incluyen el crecimiento
de la población y los cambios en los hábitos de consumo de alimentos; la
evolución del sector agrícola (por ejemplo, cambios en los mercados o mejoras
de la tecnología e intervenciones activas en materia de políticas); la
seguridad de la tenencia de la tierra; y la gobernanza del cambio del uso de la
tierra. Las pérdidas de bosques en el período 2010-15 (la mayoría de las cuales
se refieren a bosques naturales) se compensaron parcialmente mediante una
combinación de expansión natural, a menudo en terrenos agrícolas abandonados
(2,2 millones de hectáreas anuales) y establecimiento de bosques plantados (3,1
millones de hectáreas anuales)
El abandono de las prácticas agrícolas tradicionales
puede provocar la pérdida de paisajes culturales y de
la biodiversidad vinculada a ellos.
Las técnicas tradicionales de ordenación de las
tierras agrícolas, algunas de las cuales datan de
hace miles de años, han ayudado muchísimo a
mantener la armonía entre los asentamientos humanos y los recursos naturales de los que dependen las personas. . En muchas
partes del mundo, esos sistemas se están perdiendo, tanto por la intensificación de la producción
como por el abandono ligado a la migración de
las zonas rurales a las urbanas. En algunos casos,
es posible que esta tendencia cree oportunidades
para la biodiversidad reestableciendo los ecosistemas naturales en las tierras agrícolas abandonadas. No obstante, los cambios también pueden conllevar importantes pérdidas de la biodiversidad
característica, tanto entre especies domesticadas
y silvestres, así como de los servicios ecosistémicos de los paisajes que son utilizados.
Los hábitats terrestres se han vuelto muy fragmentados, lo que amenaza la viabilidad de las especies y su
capacidad de adaptarse al cambio climático.
CAUSAS SUBYACENTES
DE LA DEFORESTACIÓN
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E l Crecimiento de la Población y la Demanda de
Commodities
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En el desarrollo de políticas para abordar la
deforestación causada por las commodities de riesgo para los bosques, los
formuladores de política deben considerar las fuertes correlaciones entre el
aumento de la población y la demanda de commodities, y la deforestación, así
como también las complejas influencias de otros factores demográficos,
políticos y socioeconómicos.
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Gobernanzas
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En muchos países con bosques tropicales la gobernanza débil, las
políticas inadecuadas o en conflicto y las actividades ilegales relacionadas
con la falta aplicación de la ley se perfilan como causas críticas
subyacentes de la deforestación. Sin embargo, definir una ‘buena’ gobernanza
es todo un reto. Ésta abarca la calidad y los objetivos del proceso de toma
de decisiones, involucra actores y partes interesadas que van más allá del
gobierno y del sector forestal, y es contextual, lo que significa que países
diferentes experimentan barreras y oportunidades únicas para lograr y definir
una buena gobernanza. Generalmente, la gobernanza débil se caracteriza por
bajos niveles de transparencia, responsabilidad y participación en la toma de
decisiones, poca capacidad humana y pobre conocimiento técnico, así como
recursos y coordinación limitada en la gestión y administración forestal. Sus
indicadores generalmente incluyen corrupción generalizada, conflictos
sustanciales sobre la propiedad forestal y los derechos de acceso y,
frecuentemente, evidencia de conversión forestal ilegal o no planeada.
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Pobreza
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Existen interacciones complejas entre los bosques,
la falta de poder político de los pueblos indígenas y de las comunidades
locales, y las dificultades en el alivio de la pobreza en los países con
bosques tropicales. El grado en el que puede establecerse un nexo causal
entre la deforestación y la degradación forestal y la pobreza varía
considerablemente, y depende de la escala del análisis y del contexto social,
económico e institucional. Las comunidades que viven en áreas de alta
cobertura forestal tienden a tener tasas altas de pobreza y altos grados de
dependencia en los bosques y los productos forestales para su sustento y
medios de subsistencias. Se ha demostrado también que las commodities de
riesgo para los bosques están alimentando predominantemente a consumidores
acomodados en ciudades de países desarrollados o en vía de desarrollo, de tal
forma que las tasas de deforestación aumentan a medida que se incrementan el
crecimiento urbano y las exportaciones agrícolas, pero no con el aumento de
la población rural pobre. Adicionalmente, algunos estudios muestran que la
deforestación atribuida a los hogares más ricos en comunidades forestales es
30% mayor que la de los hogares pobres, sugiriendo que la pobreza no es causa
exclusiva de deforestación.
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Infraestructura
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Los desarrollos de infraestructura, tales como la infraestructura
energética y las redes de transporte, pueden actuar como causas indirectas de
deforestación y también pueden acarrear impactos sociales importantes, tales
como el desplazamiento de pueblos indígenas y de comunidades locales. El
establecimiento de caminos en áreas forestales tiende a tener impactos
limitados sobre la cobertura forestal, pero abrir un acceso a áreas
previamente inaccesibles puede facilitar la extracción legal e ilegal de
madera, así como la conversión de bosque a tierras cultivables. Las grandes
represas en países tropicales no sólo conducen a la deforestación directa
producto de la inundación de valles, sino también pueden exacerbar el cambio
climático..
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Finanzas
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La financiación que llega a los países con bosques
tropicales puede provenir de compañías multinacionales, bancos e
inversionistas del sector privado, pero también de gobiernos y de
instituciones financieras financiadas con recursos públicos y bancos de
desarrollo en el sector público. El rango de productos financieros y de
inversiones disponibles, y el alcance geográfico de las instituciones que los
proveen, implica que las finanzas tienen un efecto complejo, amplio y
multisectorial en muchas regiones de bosques tropicales. Aunque el efecto no
se entiende completamente, la financiación puede tener beneficios económicos,
sociales y ambientales, por ejemplo, a través de programas de crédito rural
vinculados a la protección ambiental y al desarrollo social, así como también
puede incidir negativamente en los bosques tropicales. La deforestación ha
sido atribuida también a la disponibilidad de líneas de crédito rurales para
el aumento de la actividad agrícola. Con frecuencia, esto es resultado del
hecho de que el sector público deba sopesar entre la promoción del desarrollo
económico, el desarrollo social y el manejo ambiental.
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Cambio
climático
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Aunque la deforestación y la degradación tropical generan importantes
cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero y actúan como grandes
contribuyentes al cambio climático, también existe evidencia que sugiere que
el cambio climático en sí mismo puede contribuir a la generación de
deforestación y degradación a través de diferentes medios. El incremento en
la temperatura global ha sido vinculado al estrés hídrico creciente y a la
desecación severa del suelo y la vegetación en los bosques tropicales, con
degradación y erosión forestal asociadas en algunas áreas forestales. Es
probable que los aumentos regionales de la temperatura promedio y los cambios
en las tasas de precipitaciones, los cuales también están vinculados a la
deforestación, tengan efectos negativos tanto sobre los rendimientos de los cultivos,
así como sobre el área apta para su producción. Esto podría implicar una
transición de tierras cultivables hacia nuevas áreas forestales y el cambio
de patrones de la deforestación.
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Fuente:
Mario Rautner, M. L. (2013). El pequeño libro de las
grandes causas de la deforestación.
EL IMPACTO DE LA DE LA DEFORESTACIÓN
Los bosques tropicales contienen más de la mitad de la biodiversidad
terrestre del mundo. Por ejemplo, Indonesia,
que representa sólo el 1% de la superficie de tierra en el planeta, es el hogar
del 10% de las especies de plantas del mundo, 12% de los mamíferos, 16% de los
reptiles y anfibios y 17% de las especies de aves. Además de su valor
intrínseco, esta biodiversidad actúa como un depósito de capital natural, que
provee un rango amplio de servicios vitales de los ecosistemas. Estos servicios
ecosistémicos sustentan la seguridad alimentaria, del agua, la energía y la
salud en escalas locales y globales, y son fundamentales para la prosperidad y
la resiliencia futura de las sociedades y las economías
SEGURIDAD DEL AGUA
El agua dulce es un recurso global importante y cada vez más escaso: las
poblaciones humanas ahora usan más del 50% del agua de escorrentía accesible.
Los bosques proveen una filtración natural crítica, así como sistemas de
almacenamiento que suministran un estimado del 75% del agua fresca accesible
globalmente32. Sólo el Amazonas es responsable por el 15% del agua de escorrentía
global. Los bosques y sus suelos de los bosques recogen y purifican enormes
cantidades de agua proveniente de las lluvias durante las estaciones húmedas y
la liberan lentamente durante las temporadas secas, lo que ayuda a la
regulación de los ciclos de inundación y sequía. Estos servicios de
aprovisionamiento, regulación y desintoxicación proveen agua potable
directamente a más de 60 millones de indígenas que viven en los bosques
tropicales, y el suministro de agua de al menos un tercio de las ciudades más
grandes del mundo depende de áreas forestales protegida. El impacto económico
de la deforestación sobre la generación de energía hidráulica y la producción
agrícola es significativo. Por ejemplo, al menos una quinta parte de la lluvia
que cae sobre la cuenca de la Plata, una región que genera el 70% del PIB de
los cinco países que la comparten, se origina en el Amazonas. Tanto la
agricultura como la generación de energía impactan la seguridad del agua por
medio de la contaminación e interrupción del flujo. Adicionalmente, la pérdida
de humedad del suelo y de la vegetación, asociada a la deforestación y la
degradación, también aumenta la vulnerabilidad de los bosques a los incendios,
a mayores pérdidas subsecuentes de vegetación y a la liberación de CO2 43,
exacerbando los riesgos de la seguridad del agua.
SEGURIDAD ENERGÉTICA
Se proyecta un aumento vertiginoso de la demanda energética
global, y los bosques tropicales sanos pueden tener un rol vital como soporte
para un futuro energético más estable. A nivel local y regional, los bosques
proveen leña combustible, una fuente importante de energía (y de ingresos) para
alrededor de 2 mil millones de personas, particularmente en países en
desarrollo. En algunas regiones de África, la leña representa el 90% del
consumo de energía primaria. Los bosques también son explotados para producción
de carbón para la industria, una importante causa de deforestación en África.
Los bosques tropicales son esenciales para la producción de energía hidráulica,
por medio del suministro de lluvias, la regulación de la escorrentía
superficial y la reducción de la sedimentación en ríos y represas a escala
regional. Más del 65% de la energía de Brasil es generada a través de
hidroeléctricas y, aunque actualmente sólo el 15% de ésta se produce en el
Amazonas, se planean 30 nuevas represas en la región para el 2020.
SEGURIDAD ALIMENTARIA
Alrededor de mil millones de personas en el mundo dependen
de los bosques para sus medios de subsistencia básicos49, y muchos más son
consumidores de commodities de alimentos producidos en los bosques o en sus
alrededores. Mientras que los productos forestales alimenticios no maderables,
tales como la carne de animales salvajes, nueces y frutas, son críticos para la
seguridad alimentaria a escala local, las commodities de riesgo para los
bosques, tales como el aceite de palma, se encuentran en al menos la mitad de
todos los alimentos empacados del mundo50. Así mismo, los productos de soya
pueden encontrarse en el 60% de todos los alimentos procesados de los
supermercados. Un alto porcentaje de estos commodities han sido cultivados en
suelos de bosques tropicales talados en los últimos 20 años. Muchos
agricultores también dependen de los insectos forestales, como las abejas, para
polinizar sus cultivos, e incluso hasta un tercio de los peces capturados cada
año en el Sudeste Asiático dependen de los bosques manglares costeros. Además,
la biodiversidad de plantas dentro de los bosques tropicales también actúa como
una reserva genética para muchos productos alimenticios, asegurando la
diversidad genética de una gran proporción de cultivos agrícolas. La
deforestación y la degradación forestal impactan los rendimientos de los
cultivos por medio de la reducción de las lluvias, y aumentan la inseguridad
alimentaria y la pobreza de quienes dependen de la biodiversidad de los bosques
tropicales para su subsistencia. Aunque actualmente la agricultura es un
generador importante de deforestación, estudios han concluido que las necesidades
globales de producción de alimentos pueden ser satisfechas al tiempo que se
reduce la deforestación en países tropicales.
SEGURIDAD DE LA SALUD
Los bosques son contribuyentes esenciales de productos de
salud a nivel local y global. Entre el 75% y el 90% de las personas en países
en desarrollo dependen de productos naturales (muchos de ellos provenientes de
los bosques) como su fuente principal de medicamentos. A finales de los años
1990s, diez de las 25 drogas de mayor venta en el mundo se obtenían a partir de
fuentes naturales. El comercio de medicamentos y plantas provenientes de los
bosques tropicales ha sido avaluado en US$108 mil millones anuales. Por otro
lado, menos del 1% de las especies de plantas en los bosques tropicales ha sido
evaluado para determinar sus propiedades medicinales. Algunas plantas
medicinales se encuentran amenazadas por la comercialización, y se considera
que las personas nativas de los bosques que conocen sus propiedades son
frecuentemente mal compensadas por su conocimiento de plantas medicinales. La
deforestación también amenaza el descubrimiento de nuevos medicamentos
potenciales y dificulta el acceso de las poblaciones locales.
SEGURIDAD DE LOS
MEDIOS DE SUBSISTENCIA
Alrededor de 1.600
millones de personas dependen parcialmente de los bosques y de los productos
forestales67, mientras que 350 millones dependen altamente de los recursos
forestales para su sustento y 60 millones son totalmente dependientes de los
bosques. El valor del comercio global de productos forestales ha sido estimado
en US$270 mil millones, pero menos del 5% de los bosques tropicales se administran
de manera sostenible. La relación entre los bosques, la deforestación y los
medios de subsistencia es compleja. Los medios de subsistencia de las personas
que dependen de los bosques pueden ser amenazados por la deforestación, o
incrementados, si los ingresos aumentan como consecuencia de la agricultura.
Aunque la naturaleza del impacto de la deforestación sobre los medios de
subsistencia depende de las interacciones entre muchos factores interconectados
y es difícil de predecir, su potencial efecto devastador sobre la pobreza rural
debe ser una consideración crítica en la planeación económica y social.
SEG URIDAD DE LA REG
ULACIÓN CLIMÁTICA
Los bosques
tropicales juegan un papel crucial en la regulación del clima mundial. Ellos
actúan como ‘sumideros de carbono’, al secuestrar vastas cantidades de dióxido
de carbono (CO 2) de la atmósfera, almacenadas en el suelo y en la materia
vegetal. Es probable que el cambio climático antropogénico multiplique las
amenazas de la deforestación a la seguridad del agua, los alimentos y la salud,
y que acarree costos sociales, ambientales y económicos muy altos. Cada año los
bosques tropicales procesan, a través de la fotosíntesis y la respiración, seis
veces más carbono del que emiten los humanos por el uso de combustibles fósiles.
Los bosques tropicales –existentes, establecidos y recuperados– almacenan
alrededor de 2.800 millones de toneladas de carbono anualmente, equivalentes al
doble de emisiones de CO 2 anuales de EE.UU73. Éstos bosques también evaporan
grandes volúmenes de agua que enfrían la superficie de la tierra y crean las
nubes que reflejan la luz solar al espacio, contribuyendo así con la regulación
del clima local y global. Adicionalmente, reducen la incidencia de inundaciones
a escala local, al reducir la velocidad del paso de agua sobre la superficie de
tierra. Sin embargo, como consecuencia de la deforestación y del cambio en el
uso del suelo, estos servicios de regulación climática están amenazados. La
deforestación y degradación de los bosques tropicales, incluyendo la pérdida de
pantanos, constituyen una causa importante de las emisiones de gases de efecto
invernadero, representando el 15% de nuestras emisiones de CO 2 globales
anuales y casi tanto como las emisiones de todo el sector transportador global.
Actualmente, el cambio del uso del suelo en los bosques tropicales está
llevando a emisiones netas de 1.300 millones de toneladas de carbono anualmente.
Es probable que el cambio climático aumente la frecuencia de eventos extremos,
tales como sequías e inundaciones, impactando la seguridad del agua y generando
efectos subsecuentes sobre la seguridad energética, de los alimentos y de la
salud. El incremento de las temperaturas, junto con los cambios en los ciclos
de los cultivos, también tendrá un impacto importante sobre la productividad
agrícola.
Bibliografía
Mario Rautner, M. L. (2013). El pequeño libro de las grandes causas de la deforestación.
Organizacion de las naciones unidas para la alimentación y la agricultura. El estado de los bosques del mundo. 206